Viven en tu cuenta, en tu celu, en lo más profundo de tu billetera, en tu computador. Sin que te des cuenta, estos pequeños enemigos se encargan de dejarte sin un peso. Los tenemos identificados y queremos hablarte de ellos, son los tres duendes robasueldo:

‍

Primer duende: RobaCunchos

‍El primero y más común de los duendes, RobaCunchos, es el que esconde la plata de la que no llevamos control ¿Te ha pasado que te asombras al ver cuánto gastaste en una semana, cuando ni siquiera te fuiste de rumba el viernes? Si la respuesta es sí, ya sabes de quién fue la culpa.

A este engendrito se le combate con rigor y orden. Llevar por ejemplo una libreta de apuntes, o mejor, un app que te ofrezca un registro de gastos y retiros (por ejemplo Nequi… ¡casual!), te va ayudar a ver en qué te gastas la plata y a entender cuáles son esos aspectos en los que estás tirando la casa por la ventana sin necesidad.

‍

Segundo duende: VidaPrestada

‍Es viernes a las 4:00 p.m., el trabajo termina, y estás preparando algo modesto y treintañero para comenzar tu FDS. Pero, de repente, el compañero que compra sus camisas en Carlos Nieto (a 36 cuotas), propone que vayan todos a tomarse algo al restaurante fifí de la zona más cool del sector. Tú sabes que con eso almorzarías dos semanas de corrientazo, pero decides ir, ya sabés por ‘networking’.

Cae la noche y terminas bebiéndote hasta el agua de las flores. Ahí es donde actúa nuestro segundo duende, VidaPrestada. Cerveza importada, picada de jamón serrano y un guayabo moral que dura 15 días. De vez en cuando un lujito no está mal, pero si vives pegándote al ritmo del otro, viviendo una vida ajena que no puedes pagar, acabarás almorzando papitas de paquete el 29, 30 y 31 de cada mes. Mira hasta dónde puedes llegar. Necesitar menos es otro forma de tener lo suficiente.

‍

Tercer duende: Mecatero

‍Por ahí dicen que el diablo está en los detalles, o el duende en este caso. Quién sabe cuánto hemos gastado, a lo largo de nuestra vida en cigarrillos, chocolatinas, snacks, papitas y demás. Y eso, sin contar con esas pequeñas suscripciones a cuentas premium innecesarias o esas ofertas en la web, que mensualmente no significan mucho, pero que a largo plazo, suman.

Mientras lo hacemos, el duende Mecatero nos deja sin sueldo con su disimulado proceder. Lo mejor para combatirlo es no subestimar ningún gasto y ponerle freno a los pequeños gusticos, no sea que se crezcan más de lo esperado.

**

Ahora bien, lo importante, más que tener a quien culpar, es ponerse la diez con la platica, llevar bien las cuentas, bajarle a tanta pretensión y comprar los chicles en caja grande, para que duren más. Con un poquito de organización, a lo mejor llegarás a saber lo que es un 31 del mes con plata.